martes, 17 de marzo de 2009

MI ORFANATO

¿Cómo se podía ser una persona normal en mi barrio?
Yo, Sara, era una niña que me escapé de un barrio, como decirlo, uno lleno de trampas, mentiras, de todo.
En mi vida casi no existía la realidad. Era como estar en un bosque, sola y perdida.
Ahora explicaré mi historia.
Mis padres me abandonaron a los 3 años, me dejaron a un orfanato. Estuve allí durante 13 años. Cuando tuve 16 años me fui.
En aquel orfanato no se podía vivir, lleno de basura, gente maleducada,…, me asustaba estar ahí.
Mi amigo Carlos, lo conocí desde cuando que entré allí. Habíamos estado siempre juntos, cosa que nunca me planteé nada con él.
El día de mi cumpleaños, el día 18 de Julio. Hacía 16 años. Allí sentada como siempre en mi habitación, con Carlos, nunca esperé que me regalaran nada pero siempre había querido algo especial.
Carlos y yo siempre queríamos irnos de allí, vivir libres i estar con las verdaderas familias, tener unos padres que nos quisieran, y tener una casa bonita.
Pero nada de eso es lo que teníamos, solo nos teníamos uno al otro, el orfanato con la escuela i un juego para cada uno, que como ya no éramos niños no lo usamos.
Era un día aburrido como siempre, ya era grande, me fui al colegio y todos mis compañeros vinieron a felicitarme, pero aún así me sentía vacía por dentro.
De pronto, sentí un escalofrío, pasaron dos personas de unos 30/ 40 años, me resultaban familiares, pero no las conocía de nada. Entraron en el orfanato, ¿qué podía hacer?, no los conocía de nada.
Entraron en recepción, y al final decidí que iría al menos a escuchar lo que decían, para haber si sabía porque me resultaban familiares.
De pronto escuché:
- Queremos conseguir la custodia de Sara, es nuestra hija.-contestó la mujer.
- Veré que puedo hacer.-dijo el recepcionista.

En este momento me quedé helada. ¿Mis padres? ¿Mis padres? No podía ser, no, no, no.
No podía ser, era imposible que después de 13 años me vengan a buscar.
Mi vida, sola en mi planeta sin padres. Sola.
Al final aquellas dos personas se fueron.
Me volví a sentir vacía, era mi cumpleaños, me acababa de enterar que las personas que había visto podían ser mis padres.
Representaba que eran parte de mi vida, personas que estaban en el mismo planeta que yo.
Pero en el fondo, muy en el fondo los odiaba, 13 años sin ellos, me abandonaron.
Un hijo necesita siempre a sus padres, alguien que poder contar su vida, i las preocupaciones.
Los odiaba, pero los quería a la vez. Al fin pensé que se habían ido, y no me podía hacer ilusiones.
Si fuese verdad, que se me quieren llevar con ellos, no sé que haría.
En aquel momento me mareé, me sentí otra vez vacía y asustada.
Carlos me dijo: ¡Sara!, ¡Sara!, responde.
Me caí en el suelo. Cuando volví abrir los ojos no sabía donde estaba, un lugar muy blanco, pero acogedor a la vez. Me giré para ver si había gente.
I de pronto. ¡Ah!!.
Volví a ver aquella gente que me vinieron a buscar.
Me sentí segura cuando vi que también estaba Carlos. Miré alrededor y llegué a la conclusión que estaba en un hospital.
Al cabo de 2 días me dejaron salir de allí. Nunca me había gustado estar allí.
Cuando llegamos al orfanato, fuimos a una sala. Aquellas dos personas se presentaron.
- Me llamo Ana.
- Y yo Raúl.
Me quedé helada cuando mire fijamente a Ana y vi que se parecía mucho a mí.
Decidí que también quería que viniera Carlos conmigo porque era mi amigo y quería que estuviera en este momento, que era crucial y muy importante.
Estuvimos hablando durante 2 horas.
Me contaron toda la historia de porqué vinieron a buscarme. Al fin me dijeron que eran mis padres.
Siempre había querido que me vinieran a buscar, pero después de toda la historia comprendí que tenían razones, sobretodo lo habían hecho para mi seguridad.

Al fin resultaba que los estaban haciendo chantaje, y los querían secuestrar, me dejaron allí por mi propia seguridad.

LOS QUERÍA, eran mis verdaderos padres.

Ahora ya no me sentía sola, estaba alegre.
Mis padres querían que me fuera con ellos a su casa. ¡Que bien!
Estuve pensando toda la noche, y al final decidí que me iría con ellos, con la condición de que también viniera Carlos.
El al final vino conmigo.

Comprendí que le quería.
Siempre, para siempre.
Mi vida fue mejorando poco a poco.